Sufrir con Cristo ó sin Él

Cuando creo que mi fragilidad me detiene, tú me muestras las heridas de tus manos, de tus pies; me muestras lo que significó despojarte, carecer, ser tentado, humillado, burlado, subestimado, desilucionado, traicionado, golpeado tanto física como psicológicamente.
Tú me muestras tus desvelos, tus lágrimas, tus sueños, tu esperanza, tus cicatrices, todo aquello que padeciste; entonces mi fragilidad pierde fuerza y tengo que callar delante de ti, porque lo que hoy es mi debilidad, es también mi fuerza, en ti.
Conocerte se ha convertido en una flama por dentro; incesante, brillante. Eres tú quien la mantiene ardiendo, aún cuando yo desmayo y no puedo más, tú te quedas ahí echándole leña, manteniéndome viva, realmente viva.
Me recuerdas que lo que ahora sufro, que lo que ahora no entiendo, cobrará el sentido oportuno, y puedo llorar hasta el amanecer y tú no te duermes oyéndome sollozar por la vida, la realidad, y todo lo que que hay dentro y que solamente a tus pies puedo derramar; mis quejas, mis temores, mis preguntas;
Yo te muestro mis fracasos, me desnudo delante de ti y esa mirada de absoluta comprensión y amor no ha cambiado nunca, ¿me amas tanto así?
Me dices que en este mundo no puedo escapar del sufrimiento, a menos que yo decida sufrir de otra manera, en donde nunca se acaba la vida y que ésta sí va hacia lo mejor; Negarme, tomar mi cruz y seguirte...
seguirte...
seguirte....
Seguirte...
A ti Jesús.
Pensamientos | Salmos | @Melllikhi