EL SERVICIO HUMILDE DE LA COMUNIDAD | Estudio de Filipenses 2:1-11

Autor: Robin Rodriguez Pariona - Obrero Regional AGEUP
LAS CONDICIONES PARA EL SERVICIO
Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. (V 1,2) RVC
El apóstol Pablo se dirige a los filipenses de una forma exhortativa buscando que tengan el mismo sentir; es decir, la misma experiencia del amor de Dios, porque solo un genuino servicio puede nacer de un corazón y mente (sentimientos y pensamientos renovados) transformada por el poder de su Espíritu. Las condiciones necesarias para el servicio cristiano son conservar el consuelo de amor y la comunión en el espíritu en circunstancia de oposición.
- Conservar el consuelo de amor
El Apóstol Pablo les está diciendo a los Filipenses: "Si nuestra experiencia común del consuelo del amor de Dios nos ayuda de alguna forma, entonces expresadme ese mismo amor, haciendo completo mi gozo teniendo el mismo amor hacia los demás."1El consuelo que Dios ofrece es también compasivo y afectivo. Esta experiencia muestra a un Dios que siente compasión frente a la condición de esclavitud y enfermedad en el hombre acercándose hacia él con expresiones de afecto. Es este el consuelo que nos mueve hacia un servicio genuino. "Aquel que ha experimentado, aunque sea una sola vez, la misericordia de Dios en su vida, en adelante no desea más que una cosa: servir a los otros"2.
- La comunión en el Espíritu Santo
Cuando se habla en el texto de la comunión en el Espíritu Santo, se refiere a la comunión en el Espíritu que los creyentes tienen con Dios en primer lugar, pero que como consecuencia de ello, en segundo lugar, también la tienen con los demás porque viven y respiran por el mismo Espíritu. Esta comunión con Dios y con los hombres solamente es posible gracias a Jesucristo, Bonhoeffer señala que: "Sin él hay discordia entre los hombres y entre estos y Dios. Cristo es el mediador entre Dios y los hombres. Sin él, no podríamos conocer a Dios, ni invocarle, ni llegarnos a él; tampoco podríamos reconocer a los hombres como hermanos ni acercarnos a ellos. El camino está bloqueado por el propio «yo». Cristo, sin embargo, ha franqueado el camino obstruido, de forma que, en adelante, los suyos puedan vivir en paz no solamente con Dios, sino también entre ellos. Ahora los cristianos pueden amarse y ayudarse mutuamente; pueden llegar a ser un solo cuerpo. Pero sólo es posible por medio de Jesucristo. Solamente él hace posible nuestra unión y crea el vínculo que nos mantiene unidos. Él es para siempre el único mediador que nos acerca a Dios y a los hermanos"3. Un genuino servicio solo puede nacer de una comunidad que vive en el espíritu.
LA ACTITUD Y PRIORIDAD EN EL SERVICIO
Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. (V 3,4) RVC
¿Qué nos impide dar prioridad al servicio en nuestras vidas? ¿Hacia dónde debe estar orientado nuestro servicio? ¿Qué es lo más urgente, lo propio ó lo común? ¿Cómo desarrollar un servicio genuino?
Según la respuesta que damos a estas interrogantes, el concepto de servicio tendrá el vigor que necesitamos para desarrollarlo.
- El egoísmo y la vanagloria frente a la humildad
Nuestras acciones de servicio suelen ser manchadas por el egoísmo que sigue siendo el centro de la naturaleza caída, por la cual el interés y el beneficio propio a costa de los demás dictan nuestros valores y comportamientos, y la vanagloria que es buscar alabarse a sí mismo y jactarse uno mismo en su interior del bien que hizo. En este pasaje el servicio que busca el interés propio y la vanagloria se contrastan con la actitud humilde en el servicio. Esta actitud humilde en el servicio debe ser fundamental en los cristianos que guardan la unidad de la comunidad porque las actitudes egoístas y jactanciosas son perjudiciales y destruyen la vida comunitaria.
- La prioridad del otro
¿Quién es ese Otro, al cual debo considerarlo como superior a Mí y velar por sus intereses?
El Otro no solamente es mi hermano en la fe sino todo ser humano, es decir mi prójimo sin distinción de raza, religión o estatus social. Un genuino servicio es la expresión de amor orientada hacia mi prójimo porque soy llamado a servirlo como quisiera que me sirvieran. La humildad reorienta la prioridad de mi servicio porque hace que se estime al otro como más importante que uno mismo independiente de toda jerarquía social. El humilde no busca su propia ventaja sino que quiere servir a los otros. En el servicio cristiano las necesidades de los demás son prioritarias sobre todo de los más necesitados, los excluidos, los que sufren en esta sociedad cada vez más deshumanizada.
El que quiere aprender a servir debe aprender ante todo a tenerse en poco (Romanos 12,3), debe estar dispuesto a considerar más importante y más urgente la voluntad del prójimo que la suya propia. ¿Qué importa si se desbaratan los propios planes? ¿Acaso no es mejor servir al prójimo que imponer la propia voluntad?.
Debe considerar que sus pecado es mayor, el más grande y el más condenable, porque para el pecado de los demás el amor fraterno me hace encontrar excusas, pero para el mío no hay excusas. ¿Cómo podría servir a mi hermano con humildad si su pecado me parece más grande que el mío?
EL MODELO DE UN SERVICIO HUMILDE Y SACRIFICADO
Que haya en ustedes el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús, quien, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo y tomó forma de siervo, y se hizo semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (V 5-8)RVC.
"Yo estoy entre vosotros como quien sirve"4 es la enseñanza en palabras y acciones que dejo Jesús a sus discípulos y debe ser también para nosotros el ejemplo para vivir una vida de servicio mutuo y hacia la sociedad sin Dios. La actitud de Cristo, quien, siendo Dios, fue la antítesis del egoísmo al despojarse a sí mismo y convertirse en siervo y siendo hombre, fue también la antítesis de la vanagloria al humillarse hasta la muerte en la cruz.
La actitud de Jesús en despojarse y humillarse hasta la muerte y muerte de cruz, ha revelado el carácter del mismo Dios. Este es el paradigma de la semejanza a Dios, que el Cristo preexistente no era un ser egoísta, codicioso, sino uno cuyo amor por los demás encontró su expresión consumada en el despojarse a sí mismo, al tomar el papel de siervo, al humillarse hasta la muerte en la cruz por aquellos a los que tanto amaba.
**En Cristo Jesús, Dios nos ha mostrado su verdadera naturaleza, esto significa que Cristo es igual a Dios, se entregó por los demás y lo hizo desempeñando el papel de Siervo. De esta forma, no solo revela el carácter de Dios, sino, desde la perspectiva del presente contexto, también revela la implicación de que nosotros hayamos sido creados a imagen de Dios: hemos de mostrar su carácter y tener su actitud.
En Jesús está el modelo a seguir en cuanto a la forma de cómo debemos servir entre los hombres pues Jesús no hizo ninguna preferencia ni selectividad en su misión sino que desarrolló un servicio genuino en humildad y sacrificada, dando prioridad a los más excluidos de una sociedad judía y sin abandonar al resto.
Vida en comunidad es uno de los libros clásico de la literatura devocional. Bonhoeffer lo escribió con la intención que fuera una herramienta para los nuevos ordenantes pero al final se dio cuenta que de que su pensamiento sobre la comunidad cristiana podía alcanzar una audiencia más amplia. En uno de sus capítulos el habla sobre el servicio y platea cuatro tareas en el servicio cristiano: la tarea de escuchar, la tarea de ayudar, la tarea de soportar y la tarea de predicar.
La tarea de escuchar es lo primero que uno debe mostrar como servicio, al igual que Dios porque el amor que Dios nos tiene se manifiesta no solamente en que nos da su palabra, sino también que nos escucha5. Escuchar a nuestros hermanos es, por tanto, hacer con él lo que Dios ha hecho con nosotros. El servicio de escuchar tiene como prioridad al otro y refleja nuestra relación con Dios porque aquel que ya no sabe escuchar a sus hermanos, pronto será incapaz de escuchar a Dios, porque también ante Dios no hará otra cosa que hablar6. El que no sabe escuchar detenida y pacientemente a los otros hablará siempre al margen de los problemas y, al final, ni se dará cuenta de ello. El que piensa que su tiempo es demasiado valioso para perderlo escuchando a los demás, jamás encontrara tiempo para Dios y el prójimo. Sólo lo encontrará para sí mismo, para su palabrería y sus proyectos personales7.
La tarea de ayudar en la comunidad de creyentes no deber estar orientada a las grandes hazañas de filantropía para calmar la conciencia, sino que debe realizarse pensando en primer lugar en la ayuda material, en las pequeñas cosas de las que está hecha la vida de cualquier comunidad. Nadie debe creerse por encima de estas tareas. Muchos están dando más valor a pasar horas estudiando la biblia y desarrollando teología en vez vivir lo aprendido. Es mejor poner en práctica lo poco aprendido que vivir un simple intelectualismo. En la escuela del servicio humilde debemos dejar que Dios sea quien administre nuestro tiempo, que lo llene y nos interrumpa por medio de la necesidad de los otros.
La tarea de soportar está basada en la ley de Cristo basado en Gálatas 6,2. La ley de Cristo es, por tanto, una ley de sobrellevar. Sobrellevar es soportar. El mismo Dios en Cristo mostro su servicio al soportar en la cruz la carga del pecado humano. Él soporto el castigo que nos trae la paz8. Por esta razón la vida entera del cristiano es también vida bajo la cruz. Así se realizara la comunidad del cuerpo de Cristo, la comunidad bajo la cruz, en la que nosotros aceptamos y llevamos las cargas unos de otros .De lo contrario, no somos una comunidad cristina y renegamos de la ley de Cristo.
- ¿Qué es lo que debo soportar de mi hermano? ¿Cuál es esa carga?
Lo que debemos soportar en servicio genuino es la libertad y el pecado de nuestro prójimo. La libertad de mi prójimo es todo lo que constituye su naturaleza, sus cualidades, sus talentos, incluidas también las debilidades y rarezas que tanto ponen a prueba nuestra paciencia, también todas las fricciones, contrastes y choques que puedan surgir entre él y nosotros. Sobrellevar la carga del prójimo significa, por tanto, soportar la realidad dl otro como criatura, aceptarla y alegrarnos de hacerlo9en eso radica nuestro servicio.
El pecado de nuestro prójimo es aún más difícil de soportar que su libertad, porque destruye la comunión que tenemos con Dios y con los demás10 por esta razón: El ministerio del perdón de los pecados es un servicio diario. Se ejerce silenciosamente en los ruegos que cada uno hace por los otros; y el cristiano que no se cansa de prestar este servicio puede estar seguro de que sus hermanos ruegan también por él. Aquel que soporta a los otros también le soportan a él, y esto es lo que le da fuerza para poder hacerlo11.
La tarea de predicar es el servicio mutuo de la palabra de Dios que desarrollamos en la comunidad. Una comunidad cristiana exige a sus miembros que se den testimonio personal respecto a la palabra y a la voluntad de Dios. Es totalmente impensable que los hermanos se abstengan de hablar entre ellos precisamente de aquello que les es más vital.
Sería anticristiano negar deliberadamente a un hermano este servicio fundamental. Si la palabra no quiere aflorar a nuestros labios, deberíamos preguntarnos si, a fin de cuentas y a pesar de todo, no consideramos a nuestro hermano únicamente en su dignidad humana que no queremos coaccionar, olvidándonos así de lo más importante: que nuestro hermano, por respetable, encumbrado o ilustre que sea, es un hombre como nosotros; un pecador necesitado de la palabra de Dios y que en sus tribulaciones semejantes a las nuestras, tiene necesidad de ayuda, de consuelo y de perdón12.
LA MOTIVACIÓN DEL SERVICIO: LA GLORIA DE DIOS PADRE
Por lo cual Dios también lo exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios el Padre. (V 9-11)RVC.
Jesús siempre hacía la voluntad de su Padre y en todas sus acciones buscaba que el nombre de su Padre fuese glorificado. De esta misma manera nosotros sus seguidores debemos entender que muestras expresiones de servicio hacia los demás no deben ser movidas en vanagloria sino en buscar que el nombre de nuestro Dios se glorificado por las personas a quien servimos.
Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras (expresiones de servicio humilde), y glorifiquen a vuestro padre que está en los cielos13.
Cuando uno es motivado por la honra del Padre no lo hace con actitud de tristeza son con gozo porque entiende que "la finalidad principal del hombre es glorificar a Dios y gozar de El eternamente".
Esto transforma completamente nuestra manera de ver la vida en actitud de servicio.
Notas:
- D Fee, Comentario de la epístola a los filipenses,Barcelona,2004,p.245.
- Dietrich Bohoeffer, Vida en comunidad, Salamanca,2009,p.87.
- ,p.15
- Lucas 22:27.
- Dietrich Bohoeffer, Vida en comunidad, Salamanca,2009,p.90.
- ,pp.90-91
- ,p.91
- Isaías 53:5
- Dietrich Bohoeffer, Vida en comunidad, Salamanca,2009,p.93.
- ,pp.94-95.
- ,p.95.
- ,p.96.
- ,pp.98-99.
- Mateo 5:16.
Publicado Por: @Melllikhi