3 Razones por las que no debes llamar a tu raza "un virus o cáncer del planeta" (Recopilación completa)

13.04.2020

"¡El ser humano es el cáncer del planeta!" Esta es una de las frases que más he oído no solo de personas no cristianas sino aún de personas que han profesado creer en Dios. Sin embargo, aunque llegué un tiempo a pensar de la misma manera, hoy día redescubrí lo que Dios piensa de esto. Además, al decir que el ser humano es un virus o un cáncer, significa que también yo lo soy.

¿Cómo puedo considerarme algo tan bajo como eso, si el propio Dios que me creó, me volvió a dar una oportunidad, a pesar de lo que yo era, fui comprada a un alto precio, para vivir en este gran ecosistema llamado mundo siendo capacitada por el mismo Dios para vivir a su manera día con día?

¿De dónde surge esta corriente de pensamiento?

Quiero en este escrito compartir contigo, antes de entrar en materia, cómo reflexionan antes este tema, algunos teológos, estudiosos del tema, y hasta personajes de la historia a través de quienes se ha ido forjando esa tesis de que el ser humano es un virus, un cáncer, una plaga y todo eso.

Empezaré con:

Autor Dave Bookles

El escritor Dave Bookles quien es Director de Teología de A Rocha International, co-dirige la Red Evangélica Mundial de la Alianza para el Cuidado de la Creación, y desde el 2001, es cofundador con A Rocha Reino Unido (con su esposa Anne), Director Nacional y en otras funciones, anillador de aves cualificado y le encantan la observación de aves, las islas, correr y las montañas.

El hermano Bookles, reflexionó lo siguiente, en el 2016, en base a esta pregunta:

¿Es el ser humano un virus?

En la película Matrix, el agente Smith (en realidad un super-ordenador con forma humana) dice:

«Me gustaría compartir una revelación que he tenido durante mi estancia aquí. Se produjo cuando intenté clasificar su especie. Me di cuenta de que en realidad ustedes no son mamíferos. Todos los mamíferos de este planeta desarrollan instintivamente un equilibrio natural con el entorno que lo rodea, pero ustedes, los humanos, no lo hacen. Se establecen en un área, y se multiplican y multiplican hasta consumir todos los recursos naturales. La única manera que tienen de sobrevivir es extendiéndose a otra área. Existe otro organismo en este planeta que sigue el mismo patrón: el virus. Los seres humanos son una enfermedad, un cáncer de este planeta. Ustedes son una plaga, y nosotros somos el remedio».

La idea de que los seres humanos somos una especie de virus se está extendiendo cada vez más, y con razón. El número de humanos crece exponencialmente mientras nos alimentamos de manera parasitaria del «cuerpo» de la tierra. Ninguna parte del planeta permanece intacta a medida que avanzamos sobre él, nos multiplicamos, lo contaminamos, lo consumimos y lo destruimos. Mientras que la mayoría de especies vive en equilibrio con su ecosistema, nosotros parecemos incapaces de hacerlo.

Sin embargo, la mayoría de cristianos reacciona con horror ante la idea. ¡Pero si estamos «hechos a imagen y semejanza de Dios»! ¿No somos la más especial de todas las especies? ¿Cómo podemos ser un virus en el planeta tierra? Después de todo, ¿no ha confiado Dios la creación a nuestro cuidado?

Sugiero que debemos escuchar un poco más a quienes son críticos con la humanidad, y volver a examinar lo que realmente dice la Biblia sobre el lugar del ser humano en la naturaleza (antropología ecológica). Después de todo, ¿no fueron los humanos, hechos a imagen y semejanza de Dios, quienes introdujeron el pecado y la muerte en la creación? ¿No es el comportamiento humano el que, según Oseas 4:1-3, causa la muerte de los pájaros, las bestias y los peces, y el luto de la tierra? Tal vez no seamos realmente un virus, pero estamos profundamente infectados con una enfermedad viral. El impacto ecológico de nuestra arrogancia y nuestra codicia se encuentra entre las pruebas más claras del pecado en el mundo de hoy.

Entonces, ¿dónde deja esto el cuidado de la creación, ser buenos guardianes? ¿Es esta una tarea imposible? Sí y no.

Debemos redescubrir una humildad ecológica adecuada. No somos mejores que las criaturas que nos rodean; en muchos aspectos, somos peores. Abandonados a nuestra propia suerte, James Lovelock tiene razón cuando dice, «Antes esperaría que una cabra tuviera éxito como jardinero antes de esperar que los seres humanos se convirtieran en administradores de la Tierra». Sin embargo, sorprendentemente, hemos sido elegidos; no por quienes somos, sino por quien es Dios (así que no podemos atribuirnos el mérito).

Somos simplemente una parte de la creación biodiversa de Dios y, aún así, hemos sido diferenciados en ella. Génesis 1 y 2 nos presentan claramente como de naturaleza dual: hechos a imagen y semejanza de Dios y hechos del polvo de la tierra. A menos que mantengamos esta dualidad unida, seguiremos estropeando la tarea de conservación y sostenibilidad.

La llamada a cuidar la tierra -a servir y conservar sus criaturas- no es excusa para la arrogancia y el exceso de confianza. Requiere una humildad profunda, un sentido profundo de interdependencia, y -diría como cristiano- el conocimiento de nuestra necesidad de Dios.

Traducción: Cynthia Gandeborn / Marisa Raich

Referencia:

Bookles, D. (2016). ¿Es el ser humano un virus?. Artículo. A Rocha International. Recuperado de: https://blog.arocha.org/es/es-el-ser-humano-un-virus/

Autor James Wanliss

Conferencista, autor, y profesor asociado de física en el Presbyterian College de Clinton, Carolina del Sur. Miembro distinguido de la Alianza Cornwall para la Mayordomía de la creación.

Hace dos meses culminé un libro escrito por James Wanliss, llamado "Resistiendo al Dragón Verde. Dominio, no muerte" y los siguientes datos lo rescaté de mi lectura.

El autor en una de sus secciones nos presenta las corrientes de pensamientos de varios influyentes de la historia frente a la visión que tienen de la humanidad y nos va revelando lo que de verdad está detrás del movimiento ambientalista, radical. Les voy a ir diciendo algunos puntos de lo que este Autor nos trae:

Cáncer en el planeta. Para el ambientalista radical la civilización Occidental es "...una crónica de pesadilla de explotación, robo y degradación del ambiente. Para las élites de Occidente, la tierra fue un jardín del edén hasta que fue corrompido por el imperialismo y el capitalismo Occidental, sin mencionar la religión Occidental..." [31] Según el tizón de Nietzche, la tierra tenía una piel; y esta piel tenía enfermedades. Una de estas enfermedades, por ejemplo, se llama hombre.[32] Así pues, los seres humanos (Los norteamericanos en particular) son un cáncer en el planeta que debe ser cortado, creciendo sin control de manera incorregible, cercenando, matando, envenenando, y contaminando, y para rematar, cocinando lentamente la piel de la tierra.

Un amigo del filósofo David Hume y conocido de Rousseau, explicó por qué la gente es tan destructiva. El Rev. Robert Malthus enseñó primero que esta conducta repugnante era el resultado desafortunado, pero inevitable de permitir que se reprodujera sin restricción alguna lo que consideraba que era la clase más baja de seres humanos. Malthus, cuya profesión era la de predicador Anglicano, parece haber aprendido más en las huesudas rodillas de Hume y Rousseau que de la Biblia. Él escribió: "El poder de la población es tan superior al poder de la tierra de producir subsistencia para el hombre, que la muerte prematura debe visitar a la raza humana de una forma u otra. Los vicios de la humanidad son ministros activos y capaces de producir despoblación. Son los precursores del gran ejército de la destrucción y a menudo terminan su espantosa labor por ellos mismos. Pero si fracasaran en esta guerra de exterminio, que avancen las temporadas de enfermedades, epidemias, pestilencias, y playas en un despliegue terrorífico y arrasen a miles y a decenas de miles. Y si el éxito aún fuese incompleto, hambrunas gigantescas e inevitables acechan por la retaguardia y con un poderoso golpe nivelan la población con el alimento del mundo" [33]

En su opinión el espectacular éxito de la humanidad significa condenación. Cualquier mejoramiento en la tecnología para facilitar la condición humana conduciría a un aumento en la producción de clases más bajas, de aquí a la sobrepoblación, al sufrimiento y así sucesivamente en un ciclo patético y despiadado.

Malthus favorecía la restricción moral como freno al crecimiento de la población pero propuso esto solo para las clases más bajas, conocidas entonces como las clases en reproducción. Aunque las ideas que promovió parecieron ser teóricamente persuasivas, jamás han sido puestas en práctica en la historia. De hecho, por simple conteo de cuerpos, las dos hambrunas más crueles en la historia fueron fomentadas por teorías viles de gobiernos ateos, no por reproducción descontrolada. En la Unión Soviética (1932-1933) hubo de 7 a 10 millones de víctimas ucranianas [34] y en China comunista (1958-1961) hubo alrededor de 30 millones de víctimas.[35]

Decir, como dicen algunos, que estas hambrunas se produjeron por demasiados comensales inútiles sería como decir que el Holocausto Nacional Socialista (NAZI) llovió sobre aquellas víctimas debido a la presencia de demasiados meteorólogos judíos. El holocausto no sucedió debido a los judíos, y las hambrunas no fueron causadas debido a la presencia de demasiada gente con hambre pero inútil.

Es demasiado simplista pensar, que las hambrunas y holocaustos se terminarían si se eliminara a la gente correcta, o los que ellos considera que es la gente correcta, como eliminar a las clases bajas. Es demasiado tonto este pensamiento. 

La pobreza, no la gente, es una contaminación. Los registros históricos muestran que las ideas malthusianas son una estupidez, quizás porque no pueden aceptar que mientras la población humana puede, en el mejor de los casos, aumentar geométricamente, la innovación humana, si es nutrida por la libertad, aumenta con un poder mucho más rápido.[36, 37]

Como señaló Soichino Honda, el fundador de la compañía automovilística japonesa que lleva su nombre, "Donde 100 personas piensan, hay 100 poderes; si 1,000 personas piensan, hay 1,000 poderes."[38] Este es un punto importante, pero uno que no es muy apreciado por los malthusianos dado que no pueden discriminar los grandes rasgos que separan al ser humano del animal. Para decirlo de otra manera, el hombre y el coyote comen ambos gallinas. Pero mientras más coyotes, menos gallinas, mientras que a más hombres, más gallinas. Este es ciertamente el caso en la mayoría de los países fuertemente influenciados por los principios cristianos. Allí un solo genio puede bendecir el destino de todo el país o incluso de todo el mundo, pero ningún lindo monito jamás se ha planteado siquiera la pregunta.

Luego de una fuerte resistencia al principio, los ideales malthusianos en los 1,800s rápidamente ganaron adeptos, primero en Inglaterra y luego en Europa. Charles Darwin citó [39] a Malthus como un precursor clave de su propia obra más famosa e influyente titulada El origen de las especies por medio de la selección natural; o La preservación de las razas favorecidas en la batalla por la vida.[40]

Luego por un tiempo, era el último grito de la moda hablar de la destrucción inevitable de varios recursos naturales siguiendo las líneas de la tesis malthusiana. Los pensadores creían que era algo apenas menos que creíble "imaginar un tiempo cuando Inglaterra sería un simple nombre en la historia" [41] debido al crecimiento poblacional de las clases en reproducción y los recursos naturales en disminución, particularmente el carbón.

En 1898 el problema cautivador de la expansión de la población de caballos, especialmente sus digestiones equinas, fue algo que inquietó a los planificadores urbanos. De acuerdo a Eric Morris, "Un pronosticador de Nueva York del años 1890s concluyó que para 1930 los excrementos de los caballos se amontonarían hasta alcanzar las ventanas del tercer piso de los edificios de Manhattan. Se avecinaba una crisis pública de salud e higiene de dimensiones casi inimaginables."[42]

El malthusiano concluye en que se debe limitar la economía o sino pronto estaremos nadando en desperdicios de caballos. Aunque estas prominentes predicciones malthusianas han sido desacreditadas por su espectacular fracaso, la intelectualidad todavía se aferra a la tesis. Los ambientalistas del siglo XXI se adhieren febrilmente a esa visión terriblemente funesta. Malthus predijo la degradación ambiental, poblaciones reproduciéndose como bacterias en una placa de Petri y una plétora de otros desastres auto-infligidos.

Estaba equivocado. Todos sus discípulos han estado equivocados. Pero sus "soluciones" nunca pasan de moda; se prefiere el colapso económico, como en la edición de Octubre de 2008 de la revista New Scientist cuya portada decía, "La locura del crecimiento: Cómo detener la economía que está matando el planeta". La respuesta, claro está, son los controles estatistas además de no más crecimiento, pues, "si somos serios con respecto a salvar la tierra, debemos reestructurar la economía"[43] No importa el horrendo registro ambiental de las economías de orden y control; Los neo-malthusianos requieren masoquismo de parte de las masas. Cuando se presumía que el carbón en Inglaterra estaba a punto de agotarse, los malthusianos hicieron un llamado a ajustarse a un estándar de vida más bajo y a la decadencia industrial, porque "tenemos que tomar decisión trascendental entre la grandeza efímera y la mediocridad continua a largo plazo"[44]

Más o menos un siglo después, en una era global con pretensiones más altisonantes, se espera que más que Inglaterra se vaya apagando sino toda la especie humana, excepto quizá aquellos que se muden a Marte. En 2006, según un distinguido científico en Texas: "Pienso que deberíamos llevarnos con nosotros la Biblioteca del congreso en DVDS y así, cuando salgamos de esta esfera en un abrir y cerrar de ojos, habrá un pequeño registro en algún otro lugar de lo que sucedió en la Tierra. Y pienso que en ese nuevo plan, los libros que los chicos lean en el Kindergarden dirán, "La violación de la tierra, tratemos a nuestro planeta un poco mejor"[45]

Los pesimistas de antaño, a fin de cuentas, no dudaban del lugar especial de la humanidad en el mundo y generalmente colocaban primero a los humanos o al menos a algunos humanos primero. Hoy, y excepto por las lamentables raras excepciones, se afirma que el apocalipsis ambiental que se avecina es causado por lo humanos en general y los norteamericanos en particular [46]. La señal de esperanza para los ambientalistas radicales, y otros que fundamentalmente aborrecen a su propia raza y civilización, es que la humanidad tendrá su merecida recompensa de parte de "Gaia, la madre tierra".

John David, del grupo ¡La tierra primero! Expresó una vez más de manera pintoresca la conclusión lógica del etos del ambientalista radical: "Los seres humanos, como especie, no tienen más valor que las babosas."[47] Lo que fascina es que probablemente estuviera diciendo esto para llamar la atención. Probablemente crea que las babosas tienen más valor intrínseco que los seres humanos, esta es, después de todo, una mirada final razonable y madura para las opiniones que brotan desde y a través de las perspectivas neo-malthusianas y neo-darwinianas. 

Según David Graber, un biólogo que trabaja con el Servicio de Parques Nacionales de los Estados Unidos "La felicidad humana y ciertamente la fecundidad humana no son tan importantes como un planeta salvaje y saludable. Sé que los científicos sociales me recuerdan que la gente es parte de la naturaleza, pero no es verdad. Nos hemos convertido en una plaga para nosotros mismos y para el planeta. Hasta el tiempo en que el homo sapiens desee reintegrarse a la naturaleza, algunos de nosotros sólo podemos esperar que el virus correcto aparezca" [48]

Cuando no se les empañan los ojos pensando la posibilidad de una pandemia que arrase con la humanidad, se vuelven a los peyorativos, tales como comparar a los seres humanos con un virus. Por ejemplo, Sir James Lovelock, un genio cuyo corazón a veces está en el lugar correcto, los combinó a ambos, tanto el cáncer como el virus en una fuerte píldora venenosa verbal: "Los humanos en la tierra se comportan, en algunas maneras, como un microorganismo patogénico o como las células de un tumor." [49]

Pronunciamientos similares y poco amables fluyen interminablemente, no solo de parte de los fanáticos extremistas, sino también de personas influyentes como educadores, políticos, gente de la realeza, y líderes de negocios, para enumerar unos pocos. El ambientalismo radical ya no es la creencia extremista de unos pocos lunáticos sin poder; es la corriente dominante. Muchas palabras de los ambientalistas sugieren que están no tanto a favor del ambiente natural sino más bien, contra de la vida humana.

El gran espectáculo de ciencia ficción de James Cameron de 2009, Avatar, sugiere que los humanos son una especie de inmundicia universal, una plaga que aflige a todo el cosmos. El mensaje de Avatar hace eco de una escena, una década antes de la película sumamente popular "La Matrix". 

Esta es una especie de indicador de lo que el Dragón Verde, que es ambientalismo radical, desea para la raza humana, su aniquilación. Por cierto, el príncipe Felipe, el consorte de la Reina de Inglaterra, y Presidente Emérito de la World Wild Fund for Nature (WWF) lo dice un poco más claro: "En el caso de que reencarnara, me gustaría regresar como un virus mortal, para así contribuir con algo a resolver, la sobrepoblación." [51]

El humor se evapora. Lloraría y se haría un yogui por la muerte de un árbol, no obstante el príncipe se pone personalmente triste dirigiendo su mirada hacia el genocidio humano. Paul Ehrlich estaba bastante adelantado, escribiendo hace casi 4 décadas: "Un cáncer es una multiplicación descontrolada de células; la explosión demográfica es una multiplicación descontrolada de gente. Debemos hacer virar nuestros esfuerzos del tratamiento de los síntomas a la eliminación del cáncer"

Ehrlich reconoce que su sueño mundial tenebroso solo puede llevarse a cabo por medio del extremo de un arma, pero no se echa para atrás ante esta conclusión. "¿Coerción?" dice, hablando con deleite de sus sueños a favor de programas obligatorios de esterilización en la India, "Quizás, pero coerción para una buena causa."[53] Uno se pregunta qué es lo que refrena a esta gente tan refinada y elegante. Quizá sea solo el poder - pero están trabajando en eso - . Cualquier persona racional criada en un residuo de la civilización cristiana debiese retroceder ante estas visiones eco-utópicas radicales.

Jamen Wanliss concluye lo siguiente:

El relativismo moral está permeando a la sociedad occidental de tal manera que los fundamentos sobre la cual se construyó la civilización, refiriéndose a los fundamentos cristianos, están siendo atacados radicalmente. El cristianismo soslaya el relativismo y presenta al hombre como una criatura moral y racional, separado de los animales y capaz de conocer y entender la verdad. Rechazar esta perspectiva sobre la cual se erigió la civilización occidental y adoptar el relativismo, es adoptar la antropofobia irracional, el temor a la humanidad.

Los humanos, somos, criaturas especiales, en una clase que nos es propia, nos diferenciamos de árboles y animales. Sí, somos pecadores, pero NO, no somos muy literalmente, la escoria de la tierra.

Los ambientalistas radicales comprenden la naturaleza de su misión infame, el cual es hacer del ambiente el principio organizativo central para la sociedad, y el cual es contrario a la visión cristiana. Un profesor de ética de la Universidad de Princeton y autor del libro: La liberación animal, argumenta que "La tradición religioso judeo-cristiana es nuestro enemigo"[93] El cristianismo no es una religión biocéntrica y de modo se opone a los idolátricos imperativos verdes.

Los ambientalistas radicales odian a los humanos, y creen por ejemplo que la gente más inteligente y sabia son los que no tienen hijos o tienen menos hijos. Muestra una animadversión y hostilidad a la humanidad. Rechazan la idea del lugar especial de la humanidad en el mundo y que Dios hizo al ser humano a su imagen y semejanza. Estos ambientalistas radicales, adoran el páramo salvaje e idolatran a la naturaleza.

El movimiento ambientalista es como un gran dragón enrollado alrededor de sí mismo devorando su propia cola. Saciado de sangre humana, su carácter de auto-aversión y su existencia auto-contradictoria terminarán por vía de su propio apetito delicado. Es capaz de causarle mucho más daño al ser humano, a la civilización. ¡El dragón verde tiene que morir!

Como es el símbolo de un movimiento profundamente espiritual, las armas más efectivas contra él son las armas espirituales. Este momento es crucial. Y aunque las enseñanzas correctas cristianas sobre la Mayordomía de la tierra no disfrutan de una promoción vigorosa, pero no es excusa para quedar aturdidos por los olores y doctrinas tóxicas verdes que emanan de esta bestia nauseabunda.

Desafortunadamente muchos cristianos profesantes han quedado muy aturdidos y en algunos casos, encuentran más satisfacción en el activismo ambiental que en Cristo.

Dentro del ambientalismo radical por ejemplo, sobresale la meritoria idea de que los humanos deben reflexionar cuidadosamente en las consecuencias de sus acciones sobre otras criaturas, sin embargo, no necesitamos el movimiento ambientalista ni aceptar el etos ambientalista para señalar esos valores cristianos llenos de sentido común. Hay que abrir los ojos.

La luz expone y ha expuesto los fundamentos religiosos impíos del ambientalismo, como los huesos de un cadáver en descomposición. Ya no es posible ningún disfraz, ni maquillaje de ilusiones esponjosas, ni gimnasias semánticas que cambie la forma del Dragón Verde en algo distinto a lo que es: Un enemigo declarado de la humanidad y de Aquel que más ama a la humanidad.

El movimiento ambientalista radical, se declara desde el principio en contra de Dios, es anti-Dios, anti-humano, exalta a la tierra y casi deificándola como Nuestra Madre Tierra. En la práctica arrasa con el ser humano y trata de elevar a la tierra.

La visión cristiana de dominio y mayordomía de la tierra, el cual es odiado por este movimiento ambientalista, no exalta ni denigra al papel de la Tierra, pero provee el balance y la perspectiva adecuada; La tierra es creación de Dios y él le ordena al hombre que ejerza dominio sobre ella (entendiendo dominio como administración bajo el dominio de Dios y a la manera justa y compasiva de Dios), que descubra sus secretos y se beneficie de sus depósitos de tesoros. El ser humano ha de reconocer la belleza de la tierra y cuidar de ella como un precioso recurso para ser utilizado sabiamente.

La Biblia nos presenta también una visión escatológica, es decir una mirada de los fines de los tiempos, que son material para otro momento, ya que es un tema sensible y que requiere una cuidadosa revisión de parte nuestra como fieles cristianos dentro de la Iniciativa Huellas. El autor concluye, invitándonos a conocer a Dios, y su plan de redención que incluye la sanidad de la tierra y nuestra responsabilidad como humanos creados , y quienes debemos reflejar la imagen de Dios, en justicia, orden y compasión.

Referencia:

Wanliss, J. (2010-2015). Resistiendo al Dragón Verde. Dominio, no muerte. Guadalupe, Costa Rica. Editorial CLIR. (Pág.26-32. 44-48)


¿Qué dice la Biblia del ser humano?

3 profundas verdades

Hay 3 verdades bíblicas que rechazan la postura de que el ser humano es un virus, un cáncer, una plaga, la escoria del mundo. Y es sumamente hiriente para Dios, que nosotros los que profesamos la fe en Cristo, podamos llegar a aceptar esta corriente de pensamiento que no hace más que disminuir la imagen de Dios a un nivel tan bajo que atenta contra el reflejo de Aquel que nos hizo.

Verdad 1.

"Somos imagen y semejanza de Dios"

Génesis 1:27: "Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó".

Todavía quiero compartirte partes del libro del Conferencista y Físico James Wanliss, en su libro "Resistiendo al Dragón Verde. Dominio, no muerte", que en otra de sus secciones nos presenta un panorama exquisito llamado "Creados a la imagen de Dios", y esto es solo algunos extractos de esta sección del libro, que nos ayudan a comprender el valor del ser humano para Dios" 

El autor James Wanliss inicia esta sección mostrando ciertas posturas sobre cómo fue creado todo y aseverando la confiabilidad y autoridad de las Escrituras, él dice "Es verdad que ningún hombre o mujer vivía para observar los momentos de la creación, pero Dios estaba allí, y en la Biblia nos narra lo que él hizo, cuándo, e incluso cómo lo hizo. La palabra de Dios nos hace ser observadores vicarios de lo que sí sucedió, de modo que no necesitamos confiar en mitos imaginativos inspirados por religiones paganas o incluso modernas consideraciones científicas". "Nosotros estamos en una posición más favorable que lo que Rosemary Ruether en sus escritos, porque tenemos a nuestra disposición un registro confiable de la verdadera historia de la tierra." La verdad de la Biblia ha sido ratificada por la resurrección de Jesucristo.

Creemos en Dios quien hizo los cielos, y la tierra y todo lo que hay en ella. No sólo Dios existe, sino que creó en el principio todo y de la nada. Dios no cambia, es infinito y nosotros finitos, y nuestro conocimiento, por lo tanto es finito, pero el conocimiento que tenemos de parte de Dios en la Biblia es verdadero conocimiento, pues la Palabra de Dios es, como lo dice el evangelista George Whitefield (1714-1770), "la gran fuente de verdad"[27]

Dios no ve como nosotros, pues nuestras mentes caen fácilmente en la mentira que dice: No hay nada de especial con respecto a los humanos. Pero la Biblia, habla y enseña la antítesis clara (Génesis 1:27): "Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó". Después que hiciera a todas las demás criaturas, solo entonces fue tiempo de revelar, la imagen o semejanza de Dios, el glorioso crescendo para coronar a la obra maestra cósmica de Dios. (Efesios 2:10)

La decisión de Dios de hacer de la humanidad su creación suprema, lo último que hizo, marca de una vez a los humanos como criaturas extraordinarias. Cuando Dios dijo: (Génesis 1:26), "Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza" hubo una clara comunión interna de acuerdo en la Deidad. Sin embargo, esto no fue el resultado de una aprensión o necesidad repentina, más bien, Dios haría que los humanos conocieran la dignidad de su ser por el cuidado especial que Él se toma en crear al humano.

Peter Singer, influyente filósofo de los derechos de los animales, de la Universidad de Princeton, explica lo que poco a poco los crédulos están comenzando a darse cuenta a través de una experiencia dolorosa: "Cuando rechazamos la creencia en Dios, debemos abandonar la idea de que la vida en este planeta tenga algún significado pre-ordenado. La vida como un todo no tiene significado alguno... la vida es una combinación al azar de gases... todo esto simplemente sucedió sin ningún propósito global... sin embargo, puede ser posible que las vidas particulares sean significativas. En este sentido, algunos ateos pueden encontrar significado en la vida." [29] Este filósofo pretende tapar el sol con un dedo, y al mismo tiempo pretender que el acto de cubrir la luz con su mano le de significado a la vida y él muy bien sabe que somos más pequeños que una mota de polvo cuando se nos ve desde el transbordador espacial o desde un satélite que orbita el sol, entonces, ¿qué es el hombre, qué es el humano?

Dios no hace las cosas al azar, nosotros fuimos creados como una obra maestra, "Porque de él, por él y para él, son todas las cosas" Romanos 11:36

Debemos empezar diciendo esto, antes de reflexionar sobre la humanidad en sí.

1.2. ¿Qué es el ser humano?

No es posible ocultar la verdadera grandeza y nobleza del ser humano, pues refleja, aún si solo lo hace de una manera velada, la imagen gloriosa del gran Dios que hizo todos los planetas, estrellas, galaxias en el cosmos. Esto es algo demasiado extraordinario.

Para que su preeminencia en la sinfonía celestial de la creación no se convirtiera en una tentación al orgullo, la Biblia rápidamente avanza para mostrar que el ser humano es criatura compuesta. En Génesis 1:27 Moisés aclara detalles adicionales del origen de Adán (Heb. Adamah = Tierra): "Entonces Dios formó al hombre del polvo de la tierra y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente." Dios es espíritu y la imagen de Dios consistía parcialmente en la espiritualidad del alma del hombre.

Hay una gloria especial en ser la imagen de Dios, pero también una cierta medida de rebajamiento, que nos debe crear humildad, en el hecho de que el polvo inanimado de la Tierra forma nuestra carne. Un tema recurrente en las enseñanzas del ambientalismo radical (Dragón Verde) es el de estirar ligeramente o hacerle un reborde al estado real de las cosas. Estamos como Singer tan atinadamente enseña, hechos del polvo, pero somos mucho más que eso, como la Biblia enseña.

La Escritura enseña que aún cuando tenemos en común con los animales un cuerpo físico, aún así "No toda carne es la misma carne, sino que una carne es la de los humanos, otra es la de los animales, otra la de los peces, y otra la de las aves" (1Cor.15:39) Aunque la sustancia era la misma, había una calidad espiritual y material que colocaba al humano aparte de otras criaturas y era una diferencia reconocida por Adán.

Una de esas cualidades que tenemos como imagen y semejanza de Dios es: "La razón, raciocinio". En todos estos pasajes en el Génesis, verso tras verso se aclara que Adán y Eva, al igual que Dios, participaba del lenguaje y la razón. Al igual que Dios, Adán y Eva eran capaces de deliberar.

Dios le había encomendado a Adán algunas tareas de cuidado de la tierra, tenía trabajo que hacer. Al ejercer este señorío, Adán estaba reflejando la imagen de su Creador, quien es el Rey de reyes, y Señor de señores. El hombre y la mujer hechos a su imagen, y por lo tanto, la imagen de Dios no son un autómata bobo como el lodo sino una criatura milagrosa llena de una razón sublime.

En 2 Pedro 2.12, la Escritura señala que el ser humano tiene razón muy por encima de los animales sin raciocinio. Pero también dice que cuando la gente odia a Dios y son esclavos de sus propias lujurias se comportan como animales.

El teólogo Presbiteriano y comentarista de la Biblia, Albert Barnes (1798-1870) escribió, "El humano tiene raciocinio y debe permitirle que controle sus pasiones, las bestias no tienen naturaleza racional y se ha de esperar que lleven a cabo sus inclinaciones sin restricción. El humano como los animales tienen muchas pasiones y apetitos que se parecen a las bestias de la creación, pero también ha sido dotado de una naturaleza superior, que está diseñada para regular y controlar sus inclinaciones inferiores, y a mantenerles en subordinación a los requerimientos de la ley". Si un humano se hunde al nivel de las bestias, debe esperar ser tratado como a las bestias (animales).

El Dragón Verde (Ambientalismo Radical), al igual que Nietzche, quiere que deconstruyamos al ser humano y su civilización para reducirlos a la animalidad.

Por otro lado, la capacidad quizá más grande del humano, la que más le distingue de los animales, es la capacidad espiritual, "porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó" (Rom.1:19). En esto aprendemos que el humano tiene la capacidad de saber que hay un Dios, como muchos filósofos antiguos han concluido. A menudo que el humano observa el mundo, sus sentidos espirituales experimentan un hormigueo. El apetito espiritual es una huella indeleble en la vida de los humanos. La Escritura nos dice en Romanos 2:15, que la ley de Dios está escrita en los corazones. Dios nos facultó de manera que se puede reconocer lo correcto de lo incorrecto. Dios puso eternidad en nuestros corazones, Eclesiastés 3:11. Por eso, todos en el mundo necesitan creer en algo o alguien, porque en el fondo saben que hay algo superior y que los humanos somos especiales.

El erudito Blaise Pascal (1963-1662) dijo: "El pensamiento constituye la grandeza del hombre." Aquí, en la mente de Adán y Eva, el don magnífico de la razón revela una parte principal de la imagen de Dios. La naturaleza racional del hombre es una faceta de su persona, muy usada en asuntos de religión. Sin embargo, como pronto se haría obvio, la razón de los humanos era finita y estaba sujeta a subversión, de modo que esto nos enseña cuán importante es buscar la sumisión a la Palabra revelada de Dios (Col 3:10). Razonar en ella, pues hacerlo nos permite comportarnos realmente como humanos hechos a la imagen de Dios.

Existen otros atributos de Dios, de los cuales nos ha hecho semejantes a él, como: La rectitud (Justicia). Dios es justo (Salmo 145.17, Santiago 1:17). La Biblia habla de los humanos también como justos, pero también como gravemente perversos. Ejemplo, el caso de Lot en Sodoma (Génesis 18:20). Cuando una persona se somete a la Palabra de Dios, es obediente a Dios. Tal obediencia a Dios no es sino otro nombre para rectitud. Sobre los demás atributos que tenemos en semejanza con Dios, podemos hablarlo después .

Esta fue la primera verdad bíblica que desmiente y tumba la postura de catalogar al humano, creado por Dios a ese nivel tan bajo, como un virus o la escoria del planeta.

Solo porque somos imagen de Dios y semejanza de él, merecemos respeto y dignidad sea como sea.


Referencia:

Wanliss, J. (2010-2015). Resistiendo al Dragón Verde. Dominio, no muerte. Guadalupe, Costa Rica. Editorial CLIR. (Pág. 110-130)


Verdad 2.

Somos tan valiosos para Dios al punto de enviar a Jesús a ser uno como nosotros y efectuar su salvación. El verbo se encarnó Juan 1:1/Fil 2:6). Solp él puede restaurar esa "imagen y semejanza de Dios en nosotros"

Juan 3:16 "De tal manera amó Dios a su creación, que envió a su unigénito hijo para que todo aquel que crea en él, no se pierda sino que vuelva a poseer inmortalidad por el evangelio"

Luego de leer este versículo note que Dios primero amó a nuestra raza, y entonces basado en este amor, dio a su Hijo unigénito para llevar el castigo por los pecados. No fue al revés. La primera causa de la salvación, es decir, del rescate, descansa totalmente en su amor electivo eterno. Como dice en otro lugar: "...según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos separados para él (santos) y sin mancha delante de él, en amor." (Efesios 1:4)

Dios nos dio este honor celestial, de que como humanos portemos la imagen de Dios. No es que los humanos lleguen a ser como Dios, el cual es la codicia eterna de Satanás, sino que siendo humanos, somos el reflejo eterno de Dios. No añadimos nada a la gloria de Dios, pero somos parte de su gloria como Adán/Eva lo eran en particular (1Cor11:7), pero solo porque estamos misteriosamente vinculados con Dios como su imagen expresada. (Salmo 8. Génesis 9:4-6)

No necesito argumentar que la humanidad ahora es injusta, pues eso es obvio para todos excepto para el más engañado. La Biblia enseña que Dios escribió su Ley en cada corazón, justo como lo fue en los corazones de Adán y Eva y que nosotros escogimos pecar (Romanos 3:10). Esta voluntad al pecado, de rebelarnos contra Dios y su ley, es el extremo opuesto de la justicia. Pero a diferencia de nosotros, quienes naturalmente no podemos sino pecar, Adán/Eva tenía una voluntad natural para hacer lo bueno. Sabemos esto porque la Biblia enseña que Adán era justo, por ejemplo en Eclesiastés 7:29 "He aquí, solamente esto he hallado, que Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones."

Este versículo cubre el espectro de la humanidad, de principio a fin. Al principio Adán/Eva eran sin falta y perfectos en justicia, pero después que se volvió al pecado este se convirtió en una espina constante en su costado, como sucede con nosotros. Hasta en los días buenos, para nosotros, es una batalla constante, incluso es una guerra espiritual a muerte y sangrienta, el pensar, decir y hacer lo que es correcto. La justicia original de Adán (Y Eva, claro está) era un reflejo innato puro de la justicia de Dios, una parte radiante de la imagen de Dios en el humano.

Adán y Eva tenían una justicia perfecta y casi más allá de toda creencia, nosotros también podemos tenerla y más. Aunque no llegamos a este mundo con la voluntad para hacer lo correcto, como sucedía con Adán y Eva (antes del pecado), no obstante podemos recibir como un don más que esa justicia innata original de ellos, a través del hombre Jesucristo. Debido a que él es plenamente Dios, la justicia es infinita a diferencia de la justicia original de Adán/Eva, que aunque era perfecta no era infinita.

Esta es la razón por la cual para los cristianos, Jesús es el segundo Adán y más grande que Adán. Viniendo a restaurar lo que el primer Adán, estropeó. (1 Cor. 15:45-47, Rom. 5:12-21)

Solo por medio de Cristo es posible recuperar este elemento de la imagen original de Dios, como lo dice Efesios 4:24: "El nuevo hombre (humano) creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad."

Llegar a ser un seguidor de Cristo es recibir nuevamente la imagen de Dios en justicia (rectitud), santidad. Pues Jesús, se movía y manifestaba el propósito divino en crear al ser humano a su imagen y semejanza, tal imagen verdadera nos invita a ser como él y seguirle.

2.1. Gracia y Gloria

En la visión bíblica hay reconocimiento tanto de la humildad como de la grandeza del ser del hombre. En cuanto a su carne los orígenes del hombre son humildes, pues fue hecho del polvo de la Tierra. Sin embargo, aún en la miseria de su estado caído, es una leve alabanza llamar a la humanidad grande y maravillosa, pues el dedo de Dios les hizo, hombre y mujer, y los puso aparte. Dios nos da cuidado y atención especiales e increíblemente coloca su propio corazón en nosotros.

Hay una tensión natural tanto en la desgracia como en la gloria que son parte de nuestra condición. De modo que el dulce salmista cantó con asombro: "Digo: ¿qué es el humano para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra."(Salmos 8:4-5)

Incluso en nuestro estado caído la humanidad sigue siendo la imagen de Dios. Y aunque muy reducida, nuestra gloria innata aún es exquisita. Aún, los santos ángeles en el cielo, espíritus poderosos que ven siempre el rostro de Dios, que hacen su voluntad, se maravillan por la gracia de Dios para la humanidad.

Los cristianos (quienes componemos el gran pueblo de Dios) no debemos olvidar jamás que el Dios vivo que nos llama, hombres y mujeres, también nos llama sus hijos atesorados (Romanos 9:26).

2.2. Conclusión de esta sección:

El balance bíblico reflexivo es una necesidad definida, puesto que con todo lo expuesto sobre la verdad de lo que significa el humano para Dios, esto no significa que el hombre deba inflarse egocéntricamente y actuar despotamente con todo lo creado, es al contrario, el ser humano que comprende quién lo creó, cómo lo creó y para qué lo creó debe resultar en una actitud humilde, de sumisión, reverencia, amor y obediencia por parte de nosotros, debemos reflejar esa identidad dada por Dios en el mundo, luego de haber sido regenerados en el poder de su Hijo Jesús quien hace nuevas todas las cosas. (2Cor.5:17)

El balance bíblico requiere reconocimiento tanto de la nobleza original como del posterior deshonor de Adán y Eva y su posteridad. El balance bíblico también nos permite cortar a través de la red de engaño tejida por el moderno movimiento ambientalista radical; el humano no es tan bajo como los ambientalistas lo ponen. Lo que Blaise Pascal escribió es verdad: "El cristianismo es de rareza, le ordena al hombre reconocer que es malvado, incluso abominable. No obstante, también le insta a desear imitar a Dios (Efesios 5:1). Sin tal contrapeso, esta dignidad le haría horriblemente vano o promovería tal humillación que le haría terriblemente vil."

La vida humana es más preciosa que cualquier otra criatura, porque es humana (Levítico 24:21). Y, ya sea que les guste o no, la vida humana es sagrada e infinitamente preciosa porque está hecha a imagen de Dios. No hay mejor razón. De la Escritura aprendemos, "El que derramare sangre de humano, por el humano su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el humano" (Génesis 9:6) Al final, la imagen es algo serio que comprender, tratar y respetar.

Referencia:

Wanliss, J. (2010-2015). Resistiendo al Dragón Verde. Dominio, no muerte. Guadalupe, Costa Rica. Editorial CLIR. (Pág. 130-137.140.146.149-150)


Verdad 3.

El mismo Jesús enseña y muestra que: Somos más valiosos que muchos pajarillos.

Mateo 6:26-31. Jesús estaba enseñando muchas cosas y entre ellas dijo: Miren a las aves del cielo, ellas no siembran ni cosechan ni tampoco guardan nada en graneros. Sin embargo, su Padre que está en el cielo les da alimento. ¿No valen ustedes mucho más que ellas?¿Y por qué se preocupan por la ropa? Fíjense cómo crecen los lirios del campo... si Dios así viste a todo lo que crece en el campo... con mucha más razón cuidará de ustedes. ¡No sean de poca fe! Así que no se preocupen ni digan: "¿Qué vamos a comer?" o "¿Qué vamos a beber?" o "¿Qué ropa vamos a usar?"

Esta afirmación comparativa nos señala que también las criaturas tienen valor para Dios, sin embargo, la vida humana para Dios, posee un alto valor porque de todo lo creado fuimos hechos a "su imagen y semejanza". Denigrar, violentar, abusar, no dignificar, de la vida humana es hacerlo directamente con Dios. ¿Comprendes esto?

Y a pesar de que esta corriente de pensamiento acerca de que el ser humano es un virus, un cáncer, la escoria del planeta, Kathleen Nielson (2010)1 nos recuerda lo siguiente:

Múltiples referencias de nuestra actual "crisis" ambiental llama a repetidas acciones humanas para evitar esta crisis. Uno se pregunta si ayudaría simplemente el leer un poco más lejos en Génesis, para recordar por qué y cómo la creación es caída. Nosotros los seres humanos no somos la solución; somos el problema -y no porque hayamos maltratado a la creación- , sino porque desobedecimos a nuestro Creador.

El daño al medio ambiente ha tenido su raíz desde que el ser humano decidió obedecer otra voz que la de su Creador, ¿qué significa esto?, que al no oír la voz de Aquel que hizo todo este ecosistema y quien conoce todo su mecanismo, funcionamiento y vigencia, ya perdemos la dirección exacta de cómo vivir y reflejar su imagen como debe de ser sobre la tierra.

Y por más que el mismo ser humano quiera exterminar a su raza (ya que la considera un virus y todo eso) y lo logre, el patrón seguirá repitiéndose en cada grupo de humanos nacidos, porque el problema no es externo, el problema viene de adentro, del corazón del humano. Y más que salvar el planeta, necesitamos un Salvador que nos salve el alma desde adentro y transforme desde ahí todo, absolutamente todo lo que surge en detrimento de la creación. El daño al medio ambiente. Me refiero a Jesucristo, que como dice la Biblia, "vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen" (Heb.5:9)

Referencia

1. Kathleen Nielson (Septiembre 2010). "Green Awakenings" and missing the point of God´s story. Recuperado de: https://www.thegospelcoalition.org/article/green-awakenings/


Mis aportes personales


Cuando hablemos de medio ambiente y su cuidado debemos recordar:

"Medio ambiente es todo lo que rodea a aquellos por quienes Cristo murió"


En la Iniciativa Huellas tenemos una fuerte premisa:

"Cuidar al ambiente es cuidar a la gente"

La perspectiva correcta no es elevar a la tierra por encima del ser humano, tampoco elevar al ser humano en ánimo egocentrista, se trata de un equilibrio que tiene su base en reconocernos creados por Dios, y sometidos a él, porque solo de él, recibimos la correcta orientación para vivir correctamente en su tierra y para Dios el ser humano es de alto valor por lo tanto, lo que debe movernos a cuidar el ambiente es porque principalmente en ella está la imagen y semejanza de Dios, que merece respeto, y sumo cuidado.

"No se trata de querer aniquilar a nuestra raza, y considerarla un virus, y la escoria del planeta. Se trata de dignificar a cada humano quebrantado por el "virus del epcado interior", y que la luz del evangelio de Cristo alumbre en los corazones trastornados por el pecado, a fin de que como velas unidas que se encienden en un mundo herido y lastimado, brillemos, como un verdadero pueblo que refleja la imagen de Dios, en semejanza de él"

Salvar el planeta empieza por ser salvos por la fe de Jesucristo, porque él es quien nos renueva y nos regenera en su poder (Tito 3:5) para ser la raza que Dios diseñó de antemano, pero que necesita ser sanada solo en Cristo (2Cor.5:17)

"Cuando nuestro ser interior sea descontaminado por la luz de Dios (¡Hágase la luz en ti!), podemos comportarnos como su imagen y semejanza restaurada, para vivir correctamente en una correcta relación con Dios, con el prójimo, con nosotros mismos, y con el medio ambiente (la tierra)"

Para este tema queda mucho más que explicar, sin embargo es mi deseo que esta cápsula bíblica pueda edificarte y nutrirte y a la vez equilibrar tu mirada frente a esta postura cada vez más extendida e hiriente de decir que "El ser humano es un virus, o la escoria del planeta".

Gracias por llegar hasta el final y darme la oportunidad de compartir esto contigo.

Oro a Dios que te bendiga grandemente. Si deseas leer el ensayo completo de lo que oíste aquí, puedes entrar al link que está en la biografía de nuestro Instagram.

¡Los aprecio mucho amados Huellistas! Y recuerda: Cuidar el ambiente es cuidar a la gente.

Hasta la próxima queridos.


Con cariño,

Magdy (@Mell_likhi)



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